José Manaut Viglietti

DIARIOS

El archivo del artista José Manaut Viglietti incluye su correspondencia personal y familiar, así como con personalidades destacadas de la época como Vicente Blasco Ibáñez, Joaquín Sorolla, José y Mariano Benlliure o Antonio Buero Vallejo. También comprende un fondo integrado por fotografías antiguas y numerosas anotaciones, cuadernos de viaje y sus «Diarios» manuscritos, que abarcan desde 1920 hasta su muerte en 1971.

1928

En el paseo que he dado con el fin de conocer el carácter de estos parajes, bajo un sol terrible, un calor seco sin brisa, no he visto ni un árbol, ni una sombra, todo adusto y hostil, todo, hasta los hombres y mujeres raquíticos con la cabeza baja mirando de soslayo, seres que parecen raíces retorcidas vestidas de atavíos humanos.

Entre estos escritos destacan los correspondientes al tiempo que pasó en las cárceles de Porlier y Carabanchel (1943-1944), así como los redactados durante su destierro en Durango, Vizkaya, (1944-1945) y la reclusión domiciliaria en Madrid (1945-1950).

Pintura de José Manaut titulada La galería de noche, 1943. Óleo sobre tablex.

1943

En el anochecer caliginoso, llega desde lo alto, amarilla y tenue, la luz eléctrica, iluminando la masa compacta de los presos; carne sudorosa y doliente que se mueve sobre los petates.

1947

Desde Marzo del año 1939 no puedo expresar libremente lo que pienso. A este respecto toda precaución es poca. Es uno de los efectos de la tiranía. Mas el pensamiento en sí no puede ser sojuzgado, lo que se imposibilita es su expresión. En los peores momentos: cuando sufría interrogatorios policiacos y judiciales, cuando estaba en la cárcel, pensaba lo que quería y tras la pantalla de mi frente, ante los esbirros, mi pensamiento volaba libre y nadie podía impedirlo.

Los diarios de José Manaut ostentan el valor añadido de dibujar un retrato de la vida cotidiana en España durante diversos periodos históricos del siglo XX.

1965

¡Hacía tantos años que no había paseado por la Playa de la Malvarrosa! (…) Ya no existía el bullicio y la abigarrada vida de aquellos días; todo lo que inmortalizó Joaquín Sorolla, pero siempre quedaba la luz única; quedaba el mismo mar y un grupo de barcas varadas en la arena (…) algunos viejos pescadores y marineros del Cabañal, hermanos de los que pintara Don Joaquín.
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